18 de febrero de 2008

"...regocijo y euforia perdurables, que no intervienen en modo alguno en la alegría de una persona normal... Se siente un aumento del autocontrol, mayor vigor y más capacidad de trabajo. Por otro lado, si uno trabaja, se pierde la volatilidad de las fuerzas mentales a la que inducen el alcohol, el té, y el café. Simplemente se es normal y en poco tiempo se vuelve difícil comprender que uno está bajo la influencia de una droga. Se puede desempeñar trabajo físico o mental durante largo tiempo, sin fatiga; es como si se desvaneciera la necesidad de comer o dormir, que de otra manera se hace sentir en ciertas horas del día." Sigmund Freud

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